martes, 6 de mayo de 2014

¿Dónde esconderla?

  Cuenta la leyenda antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para hacer una travesura.
Uno de ellos dijo:
Pronto serán creados los humanos. No es justo que tengan tatas virtudes y tantas posibilidades. deberíamos hacer algo para que les sea más difícil seguir adelante. Llenémoslos de vicios y de defectos; eso los destruirá.
El más anciano de los duendes dijo:
Está previsto que tengan defectos y dobleces, pero eso sólo servirá para hacerlos más completos. Creo que debemos privarlos de algo que, aunque sea, les haga vivir cada día un desafío.
¡¡¡Qué divertido!!!-dijeron todos.
Pero un joven y astuto duende, desde un rincón, comentó:
Deberíamos quitarles algo que sea importante...¿pero qué?
Después de mucho pensar, el viejo duende exclamó:
Ya sé! Vamos a quitarles la llave de la felicidad.
¡Maravilloso...fantástico...excelente idea!-gritaron todos los duendes.
El viejo duende siguió:
El problema va a ser dónde esconderla para que no puedan encontrarla.
El primero de ellos volvió a tomar la palabra:
Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.
A lo que inmediatamente otro miembro repuso:
No, recuerda que tienen fuerza y son tenaces; fácilmente, alguna vez, alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos podrán encontrarla y el desafío terminará.
Un tercer duende repuso:
Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar.
Un cuarto todavía tomó la palabra y contestó:
No, recuerda que tienen curiosidad; en determinado momento algunos construirán un aparato para poder bajar y entonces la encontrarán fácilmente.
El tercero dijo:
Escondámosla en un planeta lejano de la Tierra.
A lo cual los otros dijeron:
No, recuerda su inteligencia, un día alguno va a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y la van a descubrir. 
Un duende viejo, que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás, se puso de pie en el centro y dijo:
Creo saber dónde ponerla para que realmente no la descubra. Debemos esconderla donde nunca la buscarían.
Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono:
¿Dónde?
El duende respondió:
La esconderemos dentro de ellos mismos...muy cerca de su corazón.
las risas y los aplausos se multiplicaron. Todos los duendes reían:
Estarán tan ocupados buscándola fuera, desesperados, sin saber que la traen consigo todo el tiempo.
El joven escéptico acotó:
Los hombre tienen el deseo de ser felices, tarde o temprano alguien será suficientemente sabio para descubrir dónde está la llave y se lo dirá a todos.
Quizás suceda así-dijo el más anciano de los duendes-, pero los hombres también poseen innata desconfianza de las cosas simples. Si ese hombre llegara a existir y revelara que el secreto está escondido en el interior de cada uno...nadie le creerá.

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